Soy un rey
rumbo a su palacio
y mis súbditos cargan
mi trono de cortezas,
cortezas caídas
de los reinos conquistados.
Todo el reino esta presente
para mi sacralisación,
el emisario de dios lo anuncia
y el pueblo aclama
en una lluvia de pétalos.
Me siento como Carlo Magno,
es que en este momento lo soy.
Es mi primera ovación,
y la última también
pues pronto a mi castillo
tendré que regresar.
Sobre las raíces del mundo,
y de su esencia misma
podre gobernar,
mientras que que el resto solo
me recordara,
como en toda despedida
del gran rey que se va.
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