El falo enaltecido de tus miedos en una sombra postrera.
Tus rodillas echan raíces de tanto intentar, la lengua se seca y la cabeza rebota.
Vuestros egos unidos, desprendidos de la carne, una imagen en suspensión, una mancha canónica.
Males sustraídos grabados en piedra para recordar.
Tradición agónica, el desfibrilador a su derecha y las agujas en la izquierda.
Testigos de tinta, pieles celosas, discurso sin silaba, morales distraídas en vino.
Tozudez de aires llenos de cenizas viejas.
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