sábado, 13 de mayo de 2017

Humano demasiado humano

Tratados intactos de milenios, sordera traspintada, letras paganas en una hoguera cristiana.
Yuxtaposición entre el olor a orín y agrestes en descomposición, cargando las improntas que tanto reprochamos, en un carnaval de ironía y bebida.
Algunos disfrutan más que otros de esta mojiganga, pues los mares de almas que mueven tanta dicha no pueden dejar de mover, pues un poco de hedonismo caerán de las migajas del crucero que a los animales de ceda llevan a cualquier lugar.
Platón y Aristóteles, tenían razón, ambos los dos? o en su ingenua y borracha fastuosidad los llevo a errar?
Que importa, pues no faltando la sandez de cada día, la vanidad y el temor a la soledad, los vicios siempre estarán listos para inyectarse después de cualquier domingo en la casa ajena pidiendo favores a un ajeno engendro al cual todo le sobra, y las migajas arroja.   
Nuestra naturaleza nos impulsa hacia los limites de nuestra propia existencia, la efímera experiencia del juego nos lleva a probar cualquier veneno con tal de no dejar nada pendiente a la hora de no volver jamás.
Somos creación imperfecta, de un creador imperfecto, de una inexistencia imperfecta, pues un poco más de vino nunca hace mal.
Sigamos creyendo, sigamos faltando a nuestras cadenas pasadas, sigamos fingiendo que sentimos, sigamos creyendo que existimos, la aguja hoy esta más blanda y los polvos saben a jazmín, las pieles se excitan pos si solas solas con la caida de las gotas por toda la orgía de sida e idiotez. 

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