domingo, 14 de mayo de 2017

Tris

Hijos bastardos de meretrices presas de un proxeneta igual de bastardo.
Agujas que día y noche penetran las carnes suavizando las rocas , hasta convertirlas en cenizas, en un montículo estéril.
Estrellas que llegan tarde a la escena, y giros que no se detienen hasta que el vientre ceda a su destino.
En un tris vuelo, cayendo del nido, nuestras alas son demasiado cortas para mantenernos más tiempo sobre las nubes. La arcilla reclama nuestras plumas.
Las vermes esperan escondidas entre el tártaro del intestino, esperan su aparición en esta gran función, más ¿De quien serán alimento cuando de sueños incompletos sacien su sed?
Una dama, con vestido de novia, espera a cualquiera en el asiento trasero de un bus solo de ida.
Una mano fría que te da compañía, por el túnel te guiara, mas solo déjate llevar.
¿De que sirve invertir tanto esfuerzo en una mentira forzada?¿De que sirve negar la naturaleza de lo fugaz?¿Es acaso la inexistencia la prueba de la existencia?¿Es que acaso habrá algún ente al final que sea cociente de ello?
Todo esto no es más que un chiste cruel, anestesiándonos en nuestra propias falacias, viviendo en la enajenación de la negación, el olvido y el silencio.
Cualquier día puede ser, que dejemos nuestras huesudas cárceles para caer en la boca del oscuro pesar.
Meciéndonos sobre los flácidos brazos de una existencia que prolongamos en descendencia, en perpetuas creencias y egos personalizados en cuerpos extra-terrenales, encontramos un escape a las improntas, a la realidad, a la absurda imagen de un alma inmortal.
Sigamos creyendo, sigamos en la completa enajenación, sigamos como maquinas que sobreviven a punta de repuestos, a relaciones plásticas y aceites sacados de la brea y la mierda de los que nos antecedieron.
Sigamos pensando en una intrínseca recompensa, después de tanta enmienda, sigamos agitando las alas, hasta que topemos con el suelo.    


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